sábado, 14 de enero de 2012

LA VENEZUELA DECENTE


¿Cual será la Venezuela decente de la cual habla la oposición?

 ¿Será, la de  la clase burguesa?

La oligarquía siempre ha visto al pueblo como algo Vulgar, ignorante, mal oliente, desdentados, pata en el suelo, descamisado, brutos, flojos, ordinarios, malandros y por ende indecentes.

La Burguesía usa innumerables epítetos para descalificar, despreciar, marginar y excluir al pueblo.

Su mensaje es claro: como Chávez viene del pueblo y por ende su rostro y su lenguaje son del pueblo,  entonces para la oligarquía Chávez no es decente, es un chabacano, un vulgar del cual hay que sentir vergüenza.

Por eso el pueblo debe tomar conciencia y no dejarse engañar por estos farsantes de la política, que no hacen mas que defender sus intereses de clase, sus intereses económicos y los intereses ecónomos de su gran aliado, el  Imperialismo Norteamericano, la oligarquía siempre será capaces de entregar la patria por dinero, por poder y por fama. No les importa el pueblo, solo piensan en ellos, por eso usan la mentira, la manipulación y el engaño, para descalificar a Chávez.

Se horrorizan del lenguaje empleado por Mario Silva, calificándolo de violento. Al pueblo lo consideran incapaz para Gobernar y para dirigir empresas. Solo ellos se consideran inteligentes y capaces para Gobernar el País y para manejar la Industria. Como  son los dueños de las grandes Corporaciones Industriales, de la Banca y los grandes latifundios, entonces solo ellos pueden ser los Gerentes, los Educados, los mejor vestidos, los más perfumados, los más cultos. Terminan creyéndose superiores.

Cuando leemos los mensajes  que publican, ellos y sus seguidores, a través de las redes sociales de twitter y Facebook, fácilmente podemos ver que clase de personas son. Se muestran como personas llenas de odio, vulgares, ofensivos, lanzan amenazas de muerte, insultos. En sus escritos podemos ver el rostro del fascismo y la pobreza de conocimiento cuando sin ningún pudor desean la muerte al presidente y a cualquier persona que se declare chavista.

Cuando hago el intento de imaginarme, en un supuesto negado, de que llegaran al poder, no dudo que ordenarían la muerte de Chávez y de muchos de sus seguidores. Ellos se califican de demócratas y no permiten que alguien piense de forma diferente, para ellos la democracia es el libre mercado, es la explotación del obrero y del campesino, en fin la del proletariado.

Su arrogancia y su prepotencia los hace ver por encima del hombro a la gente, sienten asco cuando por obligación tienen que abrazar o besar a personas humildes que se les acercan, lo hacen para ganarse la voluntad de su voto, luego si ganan se olvidan de ellos. ¡Ah! Pero ellos si pueden por televisión mentarle la madre al Presidente y hasta desearle la muerte (y luego dicen ser cristianos). 

Su arrogancia les permite llegar al nivel de ofender la envestidura Presidencial, llamándolo ladrón en pleno acto de la entrega de la memoria y cuenta, en el honorable recinto de la Asamblea Nacional, lo hacen porque saben que Chávez es un verdadero demócrata y no les pasara nada. Dicen que no hay libertad de expresión y hablan cuanto les da la gana a través sus empresas privadas de comunicación.

Responsabilizan al gobierno de la inseguridad, de la inflación, del desempleo, aun sabiendo que son problemas históricos y estructurales producto del proceso metabólico social y económico que genera el sistema Capitalista.

La Oligarquía, directa o indirectamente, tuvo la oportunidad de gobernar al país desde el momento en que  broto la primera gota de Petróleo y cuando la población aun era  poca, a pesar de eso  sus políticas erradas generaron los cinturones de miseria que rodean a las grandes ciudades, no desarrollaron la Industria Petrolera Nacional, no le dieron apoyo al campesino ni desarrollaron la agricultura, trayendo como consecuencia el gran éxodo del campo a las ciudades.

Entregaron nuestra riqueza petrolera al Imperio Norteamericano y Se adueñaron de PDVSA,  la empresa mas importante de la Nación, a través de sus elevados sueldos, comisiones y bonificaciones, para luego cada año declararla en perdida, acabaron con la agricultura, quebraban las empresas que ellos mismo creaban, los crédito eran solo para ellos y nunca los pagaban, la corrupción era vergonzosa, había innumerables presos políticos, los cuales muchos asesinaban, su política era la tortura y la represión para quien se le ocurriera protestar.

La única libertad de expresión que tenia el pueblo era cuando escribía de forma clandestina en las paredes de las ciudades, arriesgándose ha ser arrestado y tildado de subversivo.

La inflación nos mataba sin esperanza de un aumento de sueldo y la delincuencia estaba a la orden del día.

Entonces me pregunto:

¿Con que moral reclaman?

¿Será esa la Venezuela decente que prometen?

¿La de volver al pasado?

¿Esa es la Venezuela Decente?

Escrito por:
Ing. Rubén Romero


sábado, 7 de enero de 2012

LA GRAN AVENIDA



Atravesarla era todo un suplicio, se nos iba la vida en el intento.

Recuerdo que desde el callejón Chacao hasta la intersección con la vía hacia Vigiríma era todo un viaje a la eternidad, miles de vehículos uno tras otro, cual caravana fúnebre, seguían el paso lentamente en medio de la agonía. El ruido de las cornetas aturdía y eso sin tomar en cuenta a aquellos que viajaban en vehículos sin aire acondicionado, esos terminaban con sus ropas mojadas por el sudor, sin ser tiempo de carnaval, ya el pañuelo no era suficiente, se hacia necesario usar una toalla, de esas que llaman de mano, para poder secar el rostro y hasta el cabello.

En esa travesía nada turística el único paisaje era un terreno lleno de tierra polvorienta, que al verlo tan desierto, aumentaba la sensación de deshidratación.

La velocidad de desplazamiento era tan baja que los innumerables huecos del pavimento pasaban desapercibidos, solo aquellos huecos de gran tamaño y profundidad nos hacia recordar con mucho afecto las madres de todos los alcaldes que en los últimos 20 años habían sido electos.

La lentitud del transito me permitía ver con detalles los alrededores del lugar, era un panorama que me hacia recordar al pueblo de Ortiz aquel de la novela: “Casas Muertas”. Totalmente olvidado por la gente y sus gobiernos. Las fachadas de las casas, los comercios y edificios se veían descoloridas por el sol, sus frisos desprendidos; las puertas y ventanas algunas de madera se veían agrietadas por la intemperie.

Parecía que el tiempo se había detenido como resistiéndose al devenir dialéctico de la historia. Era como que algo se negaba al paso del modernismo urbano, o tal vez era la poca visión o voluntad política de sus gobiernos de impulsar el desarrollo, que  desmotivaba a su gente y al final la desidia política bajaba su autoestima  y terminaba reflejándose en las fachadas de sus casas


Cuando ya al fin me acercaba a la intersección de la vía hacia Vigiríma, a lo lejos se vislumbraba un grupo de jóvenes, que por sus franelas eran funcionarios de la Alcaldía. Al parecer estaban repartiendo unos volantes.

Ya en el sitio, una hermosa chica se acerco a mi ventanilla y me entrego un anuncio, en el cual se informaba sobre el cierre de esta vía por un mes para rehabilitarla.

Al leer el papel lancé un grito de terror y angustia:

 -¡Dios mío esta gente se volvió loca! ¿Por donde piensan que vamos a pasar los que diariamente viajamos de Norte a Sur?-
Comencé a imaginarme los días de locura que se aproximaban. Ya no era la piar trancada ahora seria toda Guácara.

Un mes, un mes, un mes…, lo repetía una y mil veces.

Siempre dicen así y terminan tardando cuatro veces más de lo estimado.

Ese día al fin llegue a mi casa y no dejaba de pensar en aquella “locura”.

Recuerdo que salí un rato frente a mi casa. Me encontré con mi vecino, quien no me dio tiempo de plantearle la información, pues al verme me grito a la distancia:

_ ¡Vecino! ¿Te enteraste de la locura en que nuestro Alcalde, nos va a meter?_

 Al ver el rostro de angustia de mi vecino le dije:

-Oremos a santa bárbara bendita para que no nos boten del trabajo, por llegar tarde más de 20 veces al mes-

A la mañana siguiente, previendo salir más temprano, me levanté en la madrugada para emprender la larga travesía que me esperaba hacia mi trabajo. Me despedí de mi esposa y comencé el viaje. Mi sorpresa fue inmensa cuando llegue a la Av. Francisco de Miranda y no había cola, ese día llegue dos horas y media mas temprano a mi trabajo.

Los días fueron pasando y observaba como avanzaban los trabajos. Me di cuenta que no era una rehabilitación de la vía. Era toda una obra nueva.
Los obreros y los ingenieros trabajaban todos los días, incluyendo sábados y domingos. Día, noche y madrugada. Bajo el sol y la lluvia.

Todo el mundo hacia sus comentarios a medida que iba avanzando la obra, era impresionante ver la rapidez con que avanzaba.

Cuando se acercaba el día que el Gobierno local prometió abrir el paso comenzó a llover varios días seguidos. Mi vecino y yo comentábamos sobre aquella circunstancia. Recuerdo que le dije a mi vecino:

-Me imagino la presión y la angustia de toda esa gente que tienen la responsabilidad de abrir la vía para esa fecha. Sobre todo con la presencia de esas raras lluvias en estos días.

-No me gustaría estar en sus zapatos. Creo que no podría ni dormir. Exclamo mi vecino-.

A pesar de todo, esa gente logro su objetivo. De verdad se lo merecían hasta yo aplaudí y “salté en una pata” de tanta alegría cuando cinco días después de lo prometido, lograron abrir una parte de la vía, continuando simultáneamente con los trabajos.

Al día siguiente, tuve que ausentarme tres días de mi casa, al regresar, recuerdo que llegue algo tarde en la noche y me conseguí con mi vecino, que estaba como siempre sentado frente a su casa en una silla de madera, inclinada contra la pared. Me saludo como de costumbre, cordialmente:

-Buenas noches vecino, como estuvo su trabajo-

-Todo bien vecino- le respondí.

-¿Mira que vas hacer mañana en la tarde?- 

- Nada, lo tengo libre,

¿Y eso por qué vecino?

-Porque mañana inauguran la Piar, lo invito para que me acompañe, ¿No la ha visto terminada?-

-No, aun no la he visto terminada-

-Quedo bien bonita vecino. Tiene bellos paisajismos, alumbrado publico de energía solar, una escultura del artista Antonorsi, tres torres de iluminación, está bien demarcada y hasta tiene una pantalla gigante de eso que llaman de tecnología Led.
¡Naguará tremenda avenida nos calamos vecino! Ahora no tenemos nada que envidiarle a otros municipios. Mire vecino, la gente lo que hace es hablar de la avenida, se sienten orgullosos y agradecidos de su Alcalde, porque de verdad está cambiando Guácara y no es un eslogan, es la purita verdad.

-¡sí, eso es verdad vecino! Entonces mañana lo acompaño a la Av. Piar, porque hay que celebrar esa inauguración.          

Escrito por: Rubén Darío Romero        



martes, 3 de enero de 2012

URGENCIAS CLIMÁTICAS



Urgencias climáticas
Escrito por: Ignacio Ramonet
Fecha de publicación: 02/01/12


La grave crisis financiera y el horror económico que padecen las sociedades europeas están haciendo olvidar que –como lo recordó, en diciembre pasado, la Cumbre del clima de Durban, en Sudáfrica– el cambio climático y la destrucción de la biodiversidad siguen siendo los principales peligros que amenazan a la humanidad. Si no modificamos rápidamente el modelo de producción dominante, impuesto por la globalización económica, alcanzaremos el punto de no retorno a partir del cual la vida humana en el planeta dejará poco a poco de ser soportable.

Hace unas semanas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció el nacimiento del ser humano número siete mil millones, una niña filipina llamada Dánica. En poco más de cincuenta años, el número de habitantes de la Tierra se ha multiplicado por 3,5. Y la mayoría de ellos vive ahora en ciudades. Por primera vez los campesinos son menos numerosos que los urbanos. Entre tanto, los recursos del planeta no aumentan. Y surge una nueva preocupación geopolítica: ¿qué pasará cuando se agrave la penuria de algunos recursos naturales? Estamos descubriendo con estupefacción que nuestro “ancho mundo” es finito...

En el curso de la última década, gracias al crecimiento experimentado por varios países emergentes, el número de personas salidas de la pobreza e incorporadas al consumo sobrepasa los ciento cincuenta millones...(1) ¿Cómo no alegrarse de ello? No hay causa más justa en el mundo que el combate contra la pobreza. Pero esto conlleva una gran responsabilidad para todos. Porque  esa perspectiva no es compatible con el modelo consumista dominante.

Es obvio que nuestro planeta no dispone de recursos naturales ni energéticos suficientes para que toda la población mundial los use sin freno. Para que siete mil millones de personas consuman tanto como un europeo medio se necesitarían los recursos de dos planetas Tierra. Y para que consumieran como un estadounidense medio, los de tres planetas.

Desde el principio del siglo XX, por ejemplo, la población mundial se ha multiplicado por cuatro. En ese mismo lapso de tiempo, el consumo de carbón lo ha hecho por seis... El de cobre por  veinticinco... De 1950 hasta hoy, el consumo de metales en general se ha multiplicado por siete... El de plásticos por dieciocho... El de aluminio por veinte... La ONU lleva tiempo avisándonos de que estamos gastando “más del 30% de la capacidad de reposición” de la biosfera terrestre. Moraleja: debemos ir pensando en adoptar y generalizar estilos de vida mucho más frugales y menos derrochadores.

Este consejo parece de sentido común pero es evidente que no se aplica a los mil millones de hambrientos crónicos en el mundo, ni a las tres mil millones de personas que viven en la pobreza. La bomba de la miseria amenaza a la humanidad. La enorme brecha que separa a los ricos de los pobres sigue siendo, a pesar de los progresos recientes, una de las características principales del mundo actual (2).

Esto no es una afirmación abstracta. Tiene traducciones muy concretas. Por ejemplo, en el tiempo de lectura de este artículo (diez minutos), 10 mujeres en el mundo van a fallecer durante el parto; y 210 niños de menos de cinco años van a morir de dolencias fácilmente curables (de ellos, 100 por haber bebido agua de mala calidad). Estas personas no fallecen por enfermedad. Mueren por ser pobres. La pobreza las mata. Mientras tanto, la ayuda de los Estados ricos a los países en desarrollo ha disminuido, en los últimos quince años, un 25%... Y en el mundo se siguen gastando unos 500.000 millones de euros al año en armamento...

Si en las próximas décadas tuviésemos que aumentar en un 70% la producción de alimentos para responder a la legítima demanda de una población más numerosa, el impacto ecológico sería demoledor. Además, ese crecimiento ni siquiera sería sostenible porque supondría mayor degradación de los suelos, mayor desertificación, mayor escasez de agua dulce, mayor destrucción de la biodiversidad... Sin hablar de la producción de gases de efecto invernadero y sus graves consecuencias para el cambio climático.

A este respecto, conviene recordar que unos 1.500 millones de seres humanos siguen usando energía fósil contaminante procedente de la combustión de leña, carbón, gas o petróleo, principalmente en África, China y la India. Apenas el 13% de la energía producida en el mundo es renovable y limpia (hidráulica, eólica, solar, etc.). El resto es de origen nuclear y sobre todo fósil, la más nefasta para el medio ambiente.

En este contexto, preocupa que los grandes países emergentes adopten métodos de desarrollo depredadores, industrialistas y extractivistas, imitando lo peor que hicieron y siguen haciendo los actuales Estados desarrollados. Todo lo cual está produciendo una gravísima erosión de la biodiversidad.

¿Qué es la biodiversidad? La totalidad de todas las variedades de todo lo viviente. Estamos constatando una extinción masiva de especies vegetales y animales. Una de las más brutales y rápidas que la Tierra haya conocido. Cada año, desaparecen entre 17.000 y 100.000 especies vivas. Un estudio reciente ha revelado que el 30% de las especies marinas está a punto de extinguirse a causa de la sobrepesca y del cambio climático. Asimismo, una de cada ocho especies de plantas se halla amenazada. Una quinta parte de todas las especies vivas podría desaparecer de aquí a 2050.

Cuando se extingue una especie se modifica la cadena de lo viviente y se cambia el curso de la historia natural. Lo cual constituye un atentado contra la libertad de la naturaleza. Defender la biodiversidad es, por consiguiente, defender la solidaridad objetiva entre todos los seres vivos.

El ser humano y su modelo depredador de producción son las principales causas de esta destrucción de la biodiversidad. En las últimas tres décadas, los excesos de la globalización neoliberal han acelerado el fenómeno.

La globalización ha favorecido el surgimiento de un mundo dominado por el horror económico, en el que los mercados financieros y las grandes corporaciones privadas han restablecido la ley de la jungla, la ley del más fuerte. Un mundo en el que la búsqueda de beneficios lo justifica todo. Cualquiera que sea el coste para los seres humanos o para el medio ambiente. A este respecto, la globalización favorece el saqueo del planeta. Muchas grandes empresas toman por asalto la naturaleza con medios de destrucción desmesurados. Y obtienen enormes ganancias contaminando, de modo totalmente irresponsable, el agua, el aire, los bosques, los ríos, el subsuelo, los océanos... Que son bienes comunes de la humanidad.

¿Cómo ponerle freno a este saqueo de la Tierra? Las soluciones existen. He aquí cuatro decisiones urgentes que se podrían tomar:

— cambiar de modelo inspirándose en la “economía solidaria”. Ésta crea cohesión social porque los beneficios no van sólo a unos cuantos sino a todos. Es una economía que produce riqueza sin destruir el planeta, sin explotar a los trabajadores, sin discriminar a las mujeres, sin ignorar las leyes sociales;

— ponerle freno a la globalización mediante un retorno a la reglamentación que corrija la concepción perversa y nociva del libre comercio. Hay que atreverse a restablecer una dosis de proteccionismo selectivo (ecológico y social) para avanzar hacia la desglobalización;

— frenar el delirio de la especulación financiera que está imponiendo sacrificios inaceptables a sociedades enteras, como lo vemos hoy en Europa donde los mercados han tomado el poder. Es más urgente que nunca imponer una tasa sobre las transacciones financieras para acabar con los excesos de la especulación bursátil;

— si queremos salvar el planeta, evitar el cambio climático y defender a la humanidad, es urgente salir de la lógica del crecimiento permanente que es inviable, y adoptar por fin la vía de un decrecimiento razonable.

Con estas simples cuatro medidas, una luz de esperanza aparecería por fin en el horizonte, y las sociedades empezarían a recobrar confianza en el progreso. Pero ¿quién tendrá la voluntad política de imponerlas?

NOTAS:

(1) Sólo en América Latina, como consecuencia de las políticas de inclusión social implementadas por gobiernos progresistas en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Venezuela y Uruguay, cerca de ochenta millones de personas salieron de la pobreza.

(2) En el mundo, unos 100 millones de niños (sobre todo niñas) no están escolarizados; 650 millones de personas no disponen de agua potable; 850 millones son analfabetas; más de 2 000 millones no disponen de alcantarillas, ni de retretes...; unos 3 000 millones viven (o sea se alimentan, se alojan, se visten, se transportan, se cuidan, etc.) con menos de dos euros diarios.